Generaciones enteras hemos creído gracias a los dibujos de Popeye el marino que las espinacas eran la poción necesaria para hacer fuerte. Estás tienen beneficios pero no, no te petan.
Plantamos un pequeño huerto de espinacas, a la semana ya estaban los primeros brotes verdes lo que hacía prometer una enriquecedora cosecha.
Pero pasan las semana llega el otoño y esos brotes verdes siguen siendo eso, brotes verdes.
Un mes después parecía que iban en serio.
Y dos meses después los brotecillos que ya eran más grandes hasta habían desaparecido. Un fiasco.
Posibles errores:
- La tierra, ¿de calidad pobre? ¿No se removió bien?
- La semilla probablemente se sembró a mucha profundidad.





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